La Iglesia de San Gil Abad es uno de los templos construidos tras la reconquista de Sevilla por parte del rey Fernando III en 1248, una de las 25 collaciones en que dividió el Rey Santo y el obispo don Raimundo la ciudad en la #Restauratio del culto cristiano.
Torre y ábside de San Gil (Foto: Víctor García).
LA SEVILLA DE SAN FERNANDO: PARROQUIA DE SAN GIL ABAD
-Don Remondo, San Gil y Fernando III, una relación especial.
-Origen del nombre de la parroquia
-La leyenda de San Gil (Aegidius) era una de las más famosas en la Edad Media.
-Edificación del templo y restauraciones
-Curiosidades y leyendas de la iglesia de san Gil en la época del rey don Pedro I de Castilla
-Las 25 collaciones y parroquias de Sevilla que nos legó San Fernando y don Remondo
- Otras curiosidades y la Virgen de la Macarena
Don Remondo, San Gil y Fernando III, una relación especial.
La fundación de esta collación con el obispo don Raimundo, también llamado Remondo, guardan una íntima relación. Este eclesiástico oriundo de Segovia, acompañó a San Fernando, siendo su consejero, confesor regio y notario, en la #Reconquista de Andalucía e Isbilya, sirviendo fielmente durante cuatro décadas a la Monarquía Castellana, encarnada primero en San Fernando y posteriormente en Alfonso X el Sabio.
Estatua de Don Remondo en el Monumento
a San Fernando de la Plaza Nueva de Sevilla
(Foto: Wikipedia).
Constituye una de las personalidades más destacadas en la Castilla de la segunda mitad del siglo XIII, brillando extraordinariamente por sus dotes políticas, sólida formación intelectual y capacidad organizativa, como refleja la buena organización en 25 collaciones y #Parroquiassevillanas del Arzobispado de Sevilla, siendo el primer arzobispo de la ciudad después de la dominación musulmana, tras la renuncia a la carrera eclesiástica de uno de los hijos de Fernando III, Felipe de Castilla, con el beneplácito de su hermano Alfonso X.
Felipe de Castilla, hijo de Fernando III y
hermano de Alfonso X (Foto: Wikipedia).
Don Remondo asistió espiritualmente en 1252 al #ReySanto en sus últimos momentos, participando seguidamente en los funerales que se oficiaron en Sevilla por el Monarca. Todo ello lo plasmó espléndidamente Virgilio Mattoni en 1887 en el gran lienzo "Las postrimerías de Fernando III el Santo". Posteriormente, durante el reinado de Alfonso X, el obispo continuó siendo el confesor regio y participó en el bautizo del infante Sancho.
Detalle de "Las postrimerías de Fernando III el Santo",
de Virgilio Mattoni. 1887.
-Real Alcázar de Sevilla-
Para finalizar con la figura de tan magno personaje ligado a san Gil y a Fernando III, y por ende a Sevilla, una muestra patente de la identificación de Raimundo con la Monarquía de Castilla: en 1253 fundó dos capillas en la catedral de Segovia en las que debía oficiarse una misa diaria por Fernando III y Alfonso X, así como celebrarse aniversarios por ellos y sus esposas tras sus fallecimientos.
Origen del nombre de la parroquia
Don Remondo era muy devoto de San Gil Abad y dedicó la advocación de esta parroquia cercana a las murallas a san Gil, una de las primeras parroquias que se fundaron en la ciudad, en recuerdo por haber nacido y recibido el sacramento bautismal en la parroquia segoviana de esta advocación.
La leyenda de San Gil (Aegidius) era una de las más famosas en la Edad Media.
San Gil y la cierva (Fuente: elpandelospobres.com)
La leyenda de San Gil era una de las más famosas en la Edad Media y procede de una biografía escrita en el siglo X, según la cual:
"Gil era ateniense por nacimiento. Durante los primeros años de su juventud, devolvió la salud a un mendigo enfermo, en virtud de haberle cedido su capa, tal como había sucedido con san Martín. Gil despreciaba los bienes temporales y detestaba el aplauso y las alabanzas de los hombres, que llovieron sobre él, tras la muerte de sus padres, debido a la prodigalidad con que daba limosnas y los milagros que se le atribuían. Para escapar, se embarcó hacia el Occidente, llegó a Marsella y, luego de pasar dos años en Arles, junto a san Cesareo, se construyó una ermita en mitad de un bosque, cerca de la desembocadura del Ródano. En aquella soledad se alimentaba con la leche de una cierva que acudía con frecuencia y se dejaba ordeñar mansamente por el ermitaño. Cierto día, Flavio, el rey de los godos, que andaba de cacería, persiguió a la cierva y le azuzó a los perros, hasta que el animal fue a refugiarse junto a Gil, quien la ocultó en una cueva, y la partida de caza pasó de largo frente a ella, incluso los perros, que parecían haber perdido el olfato. Al día siguiente, se reanudó la cacería y la cierva fue nuevamente descubierta y perseguida hasta la cueva donde la ocultó el ermitaño y donde se volvía invulnerable. Al tercer día, el rey Flavio llevó consigo a un obispo para que presenciara el suceso y tratase de explicarle el extraño proceder de sus perros. En aquella tercera ocasión, uno de los arqueros del rey disparó una flecha al azar, a través de la maleza que cubría la entrada de la cueva. Cuando los cazadores se abrieron paso hasta la caverna, encontraron a Gil herido por la flecha y a la cierva echada a sus pies. Flavio y el obispo instaron al ermitaño para que diera cuenta de su presencia en aquellos parajes. Gil les relató su historia y, al escucharla, tanto el monarca como el prelado le pidieron perdón por haber alterado la paz de su soledad y el rey impartió órdenes para que fuesen en busca de un médico que le curase la herida de la flecha, pero san Gil rehusó aceptar la visita del doctor, no quiso tomar ninguno de los regalos que le presentaron los de la partida real y rogó a todos que le dejasen tranquilo en su solitario retiro.
El rey Flavio hizo frecuentes visitas a san Gil, y éste acabó por solicitar al monarca que dedicase todas las limosnas y beneficios que le ofrecía, a la fundación de un monasterio. Flavio se comprometió a hacerlo, a condición de que Gil fuese el primer abad. A su debido tiempo, el monasterio se levantó cerca de la cueva del ermitaño, se agrupó una comunidad en torno a Gil, y muy pronto la reputación de los nuevos monjes y de su abad llegó al oído de Carlos, rey de Francia (a quien los trovadores medievales identificaron con Carlomangno, aunque resulta anacrónico). La corte mandó traer a san Gil a Orléans, donde se entretuvo largamente con el rey en profunda charla sobre asuntos espirituales. Sin embargo, en el curso de aquellas conversaciones, el monarca calló una gravísima culpa que había cometido y le pesaba sobre la conciencia... «el domingo siguiente, cuando el ermitaño oficiaba la misa y, según la costumbre oraba especialmente por el rey durante el canon, apareció un ángel del Señor que depositó sobre el altar un rollo de pergamino donde estaba escrito el pecado que el monarca había cometido. En el pergamino se advertía también que aquella culpa sería perdonada por la intercesión de Gil, siempre y cuando el rey hiciese penitencia y se comprometiese a no volver a cometerla... Al terminar la misa, Gil entregó el rollo de pergamino al monarca, quien, al leerlo, cayó de rodillas ante el santo y le suplicó que intercediera por él ante Dios. A continuación, el buen ermitaño se puso en oración para encomendar al Señor el alma del monarca y a éste le recomendó, con dulzura, que se abstuviese de cometer la misma culpa en el futuro». Después de aquella temporada en la corte, san Gil regresó a su monasterio y, al poco tiempo, partió a Roma para encomendar sus monjes a la Santa Sede. El Papa concedió innumerables privilegios a la comunidad, y al monasterio le hizo el donativo de dos portones de cedro tallados con primor. A fin de poner a prueba su confianza en Dios, san Gil mandó arrojar aquellas dos puertas a las aguas del Tiber, se embarcó en ellas y, con viento propicio, navegaron por el Mediterráneo hasta las costas de Francia. Recibió una advertencia celestial sobre la proximidad de su muerte y en la fecha vaticinada, un domingo l de septiembre, «dejó este mundo, que se entristeció por la ausencia corporal de Gil, pero en cambio, llenó de alegría los Cielos por su feliz arribo»".
(Extraído de "El Pan de los Pobres", revista de los devotos de San Antonio de Padua - Fundada en 1896).
Leyenda de San Gil (Fuente: El Pan de los Pobres)
(Vídeo sobre San Gil de TVA)
Curiosidades:
"Se le recuerda como el hombre que convirtió al rey Carlos, a quién le descubrió un pecado oculto".
"Se le consideró posteriormente como el santo protector frente a la epilepsia, esta enfermedad se conoció en muchos lugares como el mal de san Gil".
San Fernando, Patrón y Libertador de Sevilla
Edificación del templo y restauraciones
La parroquia de San Gil se fundó, como hemos visto, en la Reconquista de la ciudad por Fernando III y su obispo don Remondo, quién le dio nombre especialmente vinculado al propio prelado. El templo que ha llegado a nuestros días es obra del siglo XIV, en tiempos del rey don Pedro I de Castilla y su obispo Nuño, tras los daños sufridos por el terremoto de 1356 de cabo San Vicente (uno de los más terribles en la historia de España, especialmente en Sevilla), según el historiador sevillano Ortíz de Zúñiga, construyéndose sobre el solar de alguna mezquita próxima a la puerta árabe de por aquel entonces denominada "Bab Macarana" (actual puerta de la Macarena). Posteriormente, tras el terremoto de 1755 de Lisboa, fueron precisas nuevas remodelaciones. Volviéndose a restaurar tras los sucesivos saqueos y disturbios de la Guerra contra el Francés (mal llamada de Independencia), las sucesivas revoluciones decimonómicas y la quema de los disturbios de 1936.
Estado en que quedó la Capilla de la Macarena
tras el incendio de 1.936 (Fuente: Leyendas de Sevilla)
- Cura de esta parroquia fue el arcediano don Jofre Díaz de Astorga, a quién el rey don Pedro I mandó enterrar vivo en la plaza del templo como castigo a su negativa a dar sepultura a un feligrés pobre. Una cruz que hasta 1840 estuvo en la plaza recordaba tan sacrílego suceso, según cuenta la leyenda. En la actualidad se puede observar en el pavimento de la plaza de San Gil la posible ubicación de dicha cruz (ver imagen).
- Tras el hecho trágico anteriormente descrito, ahora exponemos otro episodio, pero con carácter amoroso, por lo menos en su origen, aunque luego... pero no adelantaré acontecimientos. Don Pedro I (el Cruel para unos y el Justiciero para otros) conoció a doña María Coronel en la calle de san Luís, entre la parroquia de san Gil y la de santa Marina, enamorándose de ella casi en el instante. Suceso éste que con el devenir del intenso acoso del monarca derivó en el fatal hecho de todos conocido de auto arrojarse ella aceite hirviendo en el rostro, para hacer desistir al monarca en su pertinaz empeño.
- Los azulejos de la Capilla Mayor, de primeros del siglo XIV, en palabras de Santiago Montoto, pueden hermanarse con algunos de los del Alcázar del rey don Pedro I, pues esta muestra de azulejería es buenísima, a pesar de haber sufrido deterioros por el incendio de 1936.
- En esta feligresía nació doña María de Padilla, mujer legítima del propio rey don Pedro I, de quién dijo el propio monarca:
- El 16 de enero de 1639 se celebraron en san Gil grandes fiestas en satisfacción de los sacrilegios cometidos en Flandes. Estos solemnes cultos, detalla Santiago Montoto, fueron descritos en un folleto por el licenciado Paulo de Carmona.
- A decir por Alonso Sánchez Gordillo: "esta iglesia parroquial es una de las pocas que en Sevilla está consagrada, hecgo acaecido en lejanos tiempos, como le acreditaban las señales y cruces que se veían en sus muros y figuras de siete obispos pintadas en el techo".
- Se venera en esta iglesia la imagen de la Virgen de la Esperanza, de fama mundial, conocida como la Virgen de la Macarena. Más información en @Hdad_Macarena
Maqueta de Isbilya durante el cerco
de las tropas cristianas de San Fernando
Las 25 collaciones y parroquias de Sevilla que nos legó San Fernando y don Remondo
San Gil Abad, una de las 25 iglesias fernandinas que nos legó Fernando III a Sevilla y los sevillanos, a pesar de todo su patrimonio mermado, bien merece una visita para sorprendernos de que aún conserva reflejos de su gran esplendor.
Desde 1248 que el Rey Santo #FernandoIII reconquistara Isbilya, una de sus preocupaciones primordiales fue erigir iglesias y collaciones para fomentar el culto cristiano, con la inestimable ayuda del obispo D. Raimundo (también llamado Remondo, a la postre arzobispo de Sevilla, oriundo de Segovia). Así, las antiguas mezquitas y sinagogas fueron reemplazadas y sustituidas por parroquias en los diferentes arrabales y barrios de la ciudad.
Afirma la tradición que ya desde la #Reconquista existieron en Sevilla 25 parroquias, inmortalizada en una copla antiquísima que dice:
"25 parroquias tiene Sevilla,
25 campanas la Giraldilla*"
*Se refiere al cuerpo de campanas construidas posteriormente por Hernán Ruíz.
Estatua ecuestre de San Fernando en Sevilla
(Foto: Víctor García).
El dato numérico de las #parroquiassevillanas es relevante, pues desde el siglo XVI al siglo XX no se erigió parroquia alguna por causas de las epidemias, la pérdida de la exclusividad del comercio con las Indias (cuando se trasladó el monopolio del puerto hispalense con América a Cádiz) y demás circunstancias diversas que determinaron que la población de la ciudad disminuyera.
Se erigieron 24 (más una) iglesias parroquiales, ninguna ciudad de los reinos peninsulares tenía tantas. Veinticuatro, un número perfecto, como los 24 ancianos que adornaban los tímpanos de las iglesias góticas, una doble docena que permitía resumir, en expresión de Julio González, la letanía, por excelencia, la de los Santos:
- El Salvador.
- Santa María.
- Los apóstoles San Pedro, Santiago, San Andrés y San Bartolomé.
- El evangelista San Marcos.
- El arcángel San Miguel.
- El profeta San Juan Bautista.
- Los mártires San Esteban, San Lorenzo, San Vicente y San Román.
- Los obispos y confesores San Martín, San Nicolás, San Julián y San Gil.
- Los doctores de la Iglesia San Isidoro y San Idelfonso.
- Las santas y mártires Santa María Magdalena, santa Lucía, Santa Catalina y Santa Marina.
- Y finalmente, como no podía ser de otra manera, Todos los Santos, Omnium Sanctorum.
Y una de ellas es esta joya de San Gil Abad, con la que el obispo Raimundo y #FernandoIII restituyen el culto en #Sevilla, que bien merece una visita.
Para saber más
Para saber más de esta parroquia, de sus actos y actividades, fundada en la Reconquista de Sevilla puedes acceder a:
Escrito por VÍCTOR GARCÍA
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